Cuanto más exploro el mundo menos lo comprendo, no quiero ser alarmista conmigo mismo, pero me siento en el ojo de un huracán infinito del que algún ente maquiavélico no me deja huir. Nunca quiero sumirme en la soledad y sin embargo en cuanto me alzo victorioso vuelvo al consuelo de su abrigo para poder decirle que la odio, que no quiero estar a su lado nunca más y ella... ella no dice nada, solo sonríe amigablemente como la madre que dulcemente observa la incredulidad de su pequeño cachorro y es que en realidad tan solo soy eso, el pequeño pupilo de la soledad de la cual, muy a mi pesar, tanto he aprendido, tanto que tengo que seleccionar lo que desechar y lo que grabar a fuego en mi piel, como el que desempolva el baúl de los juguetes viejos para ver de cuales puede librarse para guardar los anhelados juguetes nuevos, pero...siempre hay un pero ¿como saber si los juguetes nuevos serán mejores que los antiguos? supongo que solo hay un modo, ensayo y error, del error soy un maestro y luego está el ensayo que realmente nunca a sido mi fuerte pero digo yo que esa será la única forma de escapar de mi cárcel huracanada.
Chauu